Así como cada cuatro años tenemos un febrero con 29 días, cada cuatro años uno se va olvidando y cuando cree que lo peor ya pasó y no volverá a repetirse el ciclo empieza nuevamente, la desesperación brota de los televisores inundando cada casa del país hasta ahogarnos con la imbecilidad de las notas sobre "argentinos en el mundial".
Cada campeonato del mundo tenemos que soportar a periodistas deportivos sin talento que con un micrófono en mano y un camarógrafo que los acompaña se ridiculizan haciendo preguntas sin gracia, entrevistan a argentinos que asistirán los partidos y hacen bromas con personas de que no hablan castellano y les divierte hacerlos quedar como ignorantes.
Se supone que tenemos que sentarnos y reírnos de eso? Quién me devuelve los 34 segundos que perdí mirando a un notero bailar con un africano algo parecido a un ataque de epilepsia?
Por eso, ante el temor de que fuera de mi control una nota de color mundialista se cruce en mi televisor, tengo siempre una bolsa bien cerca de mi sofá, no me gusta ensuciar mi casa cuando vomito.
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